Los pisos laminados tienen la particularidad de estar diseñados para conservarse al paso del tiempo, tienen unas condiciones de resistencia estupendas y a la vez ofrecen un acabado decorativo parecido al de la madera.
Es una de las grandes ventajas de los laminados: la facilidad con la que se limpian. De hecho, a diario basta con recoger el polvo y la suciedad con el aspirador, colocando un cabezal específico para pisos duros, y después pasar una mopa en seco. En caso de que tu pavimento esté muy sucio, no tienes más que fregarlo con agua y jabón neutro, escurriendo muy bien la fregona. Aunque soporta bien la humedad, conviene no mojarlo demasiado. Y si se han producido manchas, puedes quitarlas con un trapo húmedo.
Con el objetivo de conservar tus superficies correctamente y durante el mayor tiempo posible, te ofrecemos las tres reglas de oro que pueden ser de gran utilidad para llevas a cabo una buena limpieza y cuidado del hogar.
1) Usar el producto específico Limpiador Laminados para hacer una limpieza regular de los pisos laminados. Así podrás cuidar y limpiar tu piso de parquet de la mejor forma posible.
2) Limpiar con cuidado y delicadamente.La mayoría de los pisos laminados disponen de un revestimiento resistente al agua, pero se aconseja igualmente evitar el uso de demasiada agua. Y si lo que buscas es un resultado superior, puedes usar paños húmedos.
3) Proteger y reparar los pisos lamiandos con Cera Laminados. Se recomienda usarlo 1-2 veces al año para recuperar e intensificar el brillo de tus pisos y reparar los daños leves.